lunes, 10 de enero de 2011

La vita e bella

¿Cuanto tarda una pizza para llevar? 10 minutos. Suficiente.

En 10 minutos puedes pensar muchas cosas. No demasiadas, pero da para un planteamiento serio del presente. Y para olvidar todo eso necesitas más de 10 minutos.

A lo mejor yo he tomado decisiones en menos tiempo todavía, y puede que no parezcan decisiones fáciles, hacer la maleta, cambiar de ciudad, de país, de estación del año. Echar a rodar y dejar que todo siga su curso, siempre hacia adelante, dejando atrás todo lo que era tu vida hasta ahora, lugares, rutinas, personas… Son cosas que haces, sin más, sin darte cuenta realmente de lo que abandonas, porque sólo piensas en lo que enfrentas, y la novedad te hace olvidar lo demás. Pero cuando todo deja de ser nuevo, pasas a la fase crítica, en la que revisas lo que sucede, una especie de checkpoint autoimpuesto, en el que no vale dejar cabos sueltos, o más bien cables pelados que te electrocutarían si llegas a tocarlos, y te preguntas donde te han llevado todas esas decisiones, a veces inesperadas hasta por ti misma.

Se establecen nuevas relaciones, nuevas prioridades, una monotonía diferente y que se disfraza de pasado, siendo dificil que sea lo mismo, siendo imposible.

Y pasan los 10 minutos, y ahora las cosas son como son, sin más, y me voy con un eco resonando durante días…

martes, 4 de enero de 2011

Fascinado

Realmente, cada vez que sales, al volver a casa, es una aventura. Unas veces vuelves y te encuentras con cecina, y otros alimentos para el espíritu, cortesía de un viejo dueño de un bar, mientras que otro que está sacando el perro a horas intempestivas y al que ves doble te cuenta la historia de Manuelita Malasaña; y otras veces vestida de concubina satánica by Mango outlet y los zapatos en una bolsa volviendo de un cotillón, te encuentras en los 10 metros del taxi a casa a dos y te vas con ellos de copas (hay un bar y un estanco en ese trayecto), mientras la camarera con aspecto de yonki le tira a muerte a uno de ellos.

Y otras mañanas te dan las 11 de la mañana sin dormir, y sin fregar el suelo.