jueves, 21 de febrero de 2008

Dicho a media luz

Y los días pasan cada vez más rápido,
sin darme tiempo ni de respirar,
se me escapan los segundos entre los dedos,
mueren las noches
y otra vez se despiertan,
caminando seguros hacia un nuevo horizonte.
El mismo horizonte azul.
Y todo lo demás, nuevo, distinto.


Para todos habrá pasado el tiempo.



Para mí, en Berlin, el tiempo pasa despacio.
El invierno, la lluvia a través de la ventana, los arboles desnudos, el sofá del Ikea, un café calentito... Una tarde más, una tarde menos.




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