La ciudad... que decir de Florencia. Impresionantemente bella. Edificios históricos, obras de arte renacentista y un laberinto de callejuelas, cafés, restaurantes y tiendas de moda o souvenirs. Llena de turistas (y yo una más, poseida el espiritu de un japonés que debía venir dentro de la camara Fuji, he sacado mas de 200 fotos en 3 días y no contenta con ello he pagado por entrar a la galería Uffizi, media hora antes del cierre para ver a la mujer saliendo de una almeja). Cara hasta decir basta. Italianos e italianas con estilo y grandes gafas de sol (ma... io ho l'stilo anche, como me lo cuajo y que ancha me quedo, con el Ponte Vecchio de fondo).
El tiempo pasado allí... estupendo. Tenemos videos. Hemos aprendido italiano, y ellos un poco de español (ta fumao un porro, cabrón, y el tipo de cosas que suelen enseñarse a las gentes extranjeras), y les hemos hecho amantes de la tortilla de patatas. Dilo, porque yo lo valgo, Amparo. Que suerte habernos quedado en casa de Federico... Y que alegría poder disfrutar de 4 días de sol, de sol de verdad, del que calienta.
Y antes de darme cuenta, ya era lunes. El mismo camino, pero a la inversa, esta vez con el bus puntual y una clase entera de viaje de estudios amenizando el vuelo. Así no hay quien lea.
Al bajar del avión llovía. Y esta mañana otra vez a clase.
Re-bienvenida a Berlín.
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