Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; era la edad de la sabiduría, era la edad de la locura; era la época de creer, era la época de la incredulidad; era la estación de la luz, era la estación de las tinieblas; era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperanza. Lo teníamos todo ante nosotros y no teníamos nada...
Charles Dickens, Historia de dos ciudades
Y todo tiene dos caras, dos formas de ver, de entender. Como en un espejo, somos lo que somos y lo que reflejamos. No es lo mismo lo que hay dentro que lo que hay fuera, y a veces se confunde, y otras nos confunde.
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