sábado, 5 de diciembre de 2009

Pedir un deseo

A mi nunca me gustaron demasiado las matemáticas, y puede ser por eso que exista un número que pueda expresar las veces que he pedido el mismo deseo, pero yo no se cuál. Cientos, miles, millones, billones, trillones, infinitas veces. Me pierdo en las cifras.

Cada vez que veo una estrella fugaz, cada vez que soplo las velas en mi cumpleaños, cada vez que tengo que pedir un deseo, pido el mismo. Y creo que no es algo tan difícil. Yo nunca he deseado nada que fuera imposible, y sé que no lo es porque es algo que existe, aunque sea un concepto quizá un poco abstracto, aunque para cada persona pueda ser diferente, aunque sea algo que está al alcance de todo el mundo, pero es algo que yo nunca he tenido, que nunca he experimentado. Algo que por un motivo u otro, parece que no es para mi.

A lo mejor no tengo que pedirlo, y llegará un día y puede ser que ni siquiera entonces lo acepte, pero al menos, no seguiré preguntándome por qué para mi no.

Y no lo voy a decir, porque sigo teniendo la esperanza de que mi deseo se cumpla.

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