Canto por el día, que el mañana da alegría
canta tu conmigo si quieres conmigo canta
canto por las noches, cuando el lorenzo se esconde
canta tu conmigo, si quieres conmigo canta
canto “pa” los pobres que temprano se levantan
canta tu conmigo, si quieres conmigo canta
Y ahí estás tu
y a mi me gusta como bailas, tu
tu a bailar, tu a bailar
y ahí estás tu
y a mi me gusta como te mueves, tu
tu a bailar, tu a bailar.
Ahi estás tu, de Chambao
Con los 10 primeros segundos, escuchando el sonido del mar, y la bulería del final, y en realidad con todas y cada una de las canciones, me da por viajar en el tiempo, y por más que lo escuche una vez y otra y otra creo que nunca voy a cansarme de escuchar este CD.
Da igual como comience el día, si total, trabajando no se sale de pobre y menos en la situación actual (y la mía en concreto menos). Lo único que no me gusta es que después o aparte del trabajo no haya nada más, que los días pasen sin ser ni tener nada digno de mencionar. Son días grises, manchados de la humedad espesa de este pueblo inglés, que incluso empaña la luz y el calor del sol. Y cortos. Sobretodo cortos.
Tanto que a veces se van mientras vas haciendo planes en lo que cada vez es tambien a más corto plazo. Fines de semana medio planeados para 3 meses. Y alguno de ellos realmente promete mucho.
Y luego, no tan tarde... hay que comprar un billete. ¿O más de uno?
Es todavía muy pronto para saberlo.
La idea es la idea, pero no tiene ubicación concreta. No sé lo que me apetece. Bueno sí. O no... ¿Como es posible querer hacer tantas cosas y no decidirse por ninguna? Precisamente hoy he escuchado, creo que en un documental de RTVE llamado Mi vida x 1000€, que las cosas hay que ponerlas por escrito para poder entenderlas y asimilarlas mejor. O algo asi. Pero yo aún así no lo consigo.
Solo espero que mientras no se acabe la reserva de endorfinas...
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