La nieve me gusta.
Es suave, es blanca, es silenciosa.
Hoy lleva todo el día nevando. Un domingo tranquilo, sin salir de casa. Hemos tenido una cena inglesa por todo lo alto. Sunday roast lo llaman, y es lo tipico que se cocina los domingos: un asado de pollo, pavo, o cordero, y verduras varias: patata, batata, cebolla, zanahoria, brocoli... y como buena comida inglesa, toneladas de salsa (teníamos como 4 diferentes), acompañado de unos bollitos que hemos bautizado como "condoncillos", pero que se llaman nosequé de Yorkshire. Todo muy bueno, y aunque la comida inglesa no es mi debilidad, nos hemos puesto como el Kiko... La foto realmente no le hace justicia a la cena de hoy, pero es a modo indicativo:
Aunque en principi, se suponía que hoy ibamos a ir a Londres, a Trafalgar Square, a la fiesta del Año nuevo chino, que el año del Buey en este caso. A mí, que me gustan todos estos temas, he perdido el tiempo en averiguar más sobre este hecho, y ahora quiero compartir mis conocimientos, porque el saber no ocupa lugar.
Una leyenda cuenta que, cuando Buda convocó a los animales, la Rata viajó sobre el lomo del Buey, que llegó puntualmente a la cita antes que cualquier otro animal. Sin embargo, justo en ese instante la Rata saltó del lomo del Buey y reclamó para sí el primer lugar, a lo cual el Buey, gentilmente, no se opuso. Lo importante de esta fábula es que nos enseña que los años del Buey no los podemos interpretar aisladamente, sino a la luz de su antecesor, el año de la Rata. En efecto, se dice que “lo que la Rata comienza el Buey lo termina” y en cierto sentido el año del Buey es una prolongación del año de la Rata, en el cual lo que se inició entonces se termina de consolidar.
El Buey era el animal de tiro por excelencia en la antigua China: la yunta de bueyes tiraba del arado y con su esfuerzo y sacrificio lograba dar forma al duro suelo. Buey, en estos términos, significa “tirar para adelante”, seguir silenciosamente aún cuando todo parezca estar en contra, crear y triunfar a través del esfuerzo, el mérito, la perseverancia y la paciencia, que lograrán que el duro y congelado suelo suelte al fin su fuerza creadora y comience así la primavera.
Así pues, esperemos que este año, a pesar de todas las dificultades, sea un paso adelante. Con esfuerzo y con voluntad todo se supera, aunque a veces parezca imposible ver una salida.
Pero tiene que haber algun momento en que se acabe este invierno, y salga de nuevo el sol, y no se vaya más.
Y mientras tanto... Feliz 4707!!!
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