Es curioso hacer ciertas cosas a cierta edad que no habías hecho antes, o que quizá habías hecho en otro contexto y parecían normales, o al menos no daban la sensación de que había al acecho mil ojos que podían aparecer tras cualquier esquina. No estoy acostumbrada.
En el fondo, siento un extraño miedo hacia lo que puede pasar, lo que desconozco, porque añadido a la incertidumbre de que en estas situaciones nunca se sabe, siento una presión añadida, o bueno, varias, porque no es solo conocer una persona, es mucho más que eso.
Pero a lo mejor tiene razón, y dentro de unos años me acordaré de estas situaciones tan curiosas.
Y bueno, también puede ser que este año me vaya de vacaciones a Ibiza. Ufff.
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