lunes, 12 de julio de 2010

CAMARERO! Una de champiñones...

Porque sí, porque nunca en mi vida lo había pasado tan mal viendo un partido de fútbol, los nervios a flor de piel las dos horas en el bar, pasando calor, pasando miedo al pensar que se iba a acabar la prórroga y nos ibamos a penaltis, despues de estar sufriendo con todas las patadas y pisotones de los holandeses, la gente que resoplaba con cada decisión arbitraria (valga la redundancia) del árbitro, que gritaba a cada ocasión perdida, a cada susto que nos daban los holandeses y que salvaba Casillas, porque teníamos que ganar, porque habíamos llegado hasta allí y no se podía perder una final de un Mundial. Nunca habíamos estado en una, pero si estabamos allí era para demostrar que somos los mejores. Había que marcar. Había que ganar. Lo había dicho el pulpo. Todos lo deseábamos. Pero 116 minutos después seguíamos empatando a cero.
Y llegó el gol. Y se desató la locura, porque lo que pasó ayer no tiene otro nombre. Gol de Iniesta, y España se va de fiesta.
Miles, cientos de miles, millones de personas en la calle, en cada pueblo, en cada ciudad, cortando el centro de Madrid anoche, y hoy. Yo, con la cara pintada de rojo y amarillo, porque un mundial lo vale, me he dejado la garganta, y con mi contusión en el pie, me he paseado por la Castellana, me he metido dentro de la fuente de Colón, he llegado andando hasta Cibeles, subido Gran Vía entre gritos, saltos, bocinas y vuvuzelas, y hoy he vuelto, para estar allí, para ser una más de esos miles de personas que quieren celebrar esta victoria junto a ellos, gracias a ellos.
Mañana volveremos al trabajo, a la crisis, a la bolsa que sube o baja, a la desfachatez de nuestra clase política, a la huelga de metro, al paro y a todas nuestras miserias del día a día, pero estos dos días nos han servido para demostrarnos que querer es poder. Y si podemos ganar un Mundial así, a trancas y a barrancas, aunque sea por la mínima, aunque haya que agonizar de ese modo, entonces, ¿de qué no seremos capaces?
Espero que esto pueda ser, porqué no, un revulsivo, un ejemplo para todos. Hemos llegado hasta ahí, hemos unido un pais en un equipo, lo hemos soñado y lo hemos conseguido.
Somos campeones del mundo.

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