Una tarde entera, una noche, una mañana de esas que el sol te pica en los ojos, y quisieras seguir durmiendo, y otra noche más... y lo que había desaparece, gone with the wind, my dear, y yo sintiendome mal pero al mismo tiempo pensando que no tengo por qué hacerme responsable. Y esto no es solo por ti, es por mí, es por todo. Es porque somos dos, y yo soy muy mía.
Y no sólo eso. Dentro de poco, apenas horas, me echaré de nuevo a la calle, buscando un nuevo lugar donde dejar mis trastos, donde volver por las noches, un lugar, espero, más apacible y ordenado que esta casa que cada vez más se está volviendo una casa de locos. No voy a terminar con una úlcera por culpa de un par de patanes. Eso está claro. Así que, una vez más, y ya he perdido la cuenta, voy a romper con todo, a irme, a coger todos mis bártulos y trasladarme. Esta vez han sido 4 meses, y no es solo cosa mía. Mi paciencia tiene un limite, y yo cuando decido algo, lo decido hasta sus últimas consecuencias. Y me da igual lo que pase después.
...sin más razón...
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