domingo, 4 de julio de 2010

el viento viene, el viento se va...

Y así, cogiendo de prestado una frase de Manu Chao, resumo las pocas cosas que hay de nuevo.

Una tarde entera, una noche, una mañana de esas que el sol te pica en los ojos, y quisieras seguir durmiendo, y otra noche más... y lo que había desaparece, gone with the wind, my dear, y yo sintiendome mal pero al mismo tiempo pensando que no tengo por qué hacerme responsable. Y esto no es solo por ti, es por mí, es por todo. Es porque somos dos, y yo soy muy mía.

Y no sólo eso. Dentro de poco, apenas horas, me echaré de nuevo a la calle, buscando un nuevo lugar donde dejar mis trastos, donde volver por las noches, un lugar, espero, más apacible y ordenado que esta casa que cada vez más se está volviendo una casa de locos. No voy a terminar con una úlcera por culpa de un par de patanes. Eso está claro. Así que, una vez más, y ya he perdido la cuenta, voy a romper con todo, a irme, a coger todos mis bártulos y trasladarme. Esta vez han sido 4 meses, y no es solo cosa mía. Mi paciencia tiene un limite, y yo cuando decido algo, lo decido hasta sus últimas consecuencias. Y me da igual lo que pase después.

...sin más razón...

No hay comentarios: