domingo, 24 de octubre de 2010

Lisboa

Unas horas en la capital portuguesa, y bastan para quedarte prendada con su arquitectura, su río Tejo que parece el mar, el olor en la calle de las castañas asadas, el barrio alto y toda esa gente en la calle, y la cerveza barata en vasos de plástico… Ha sido corto, pero intenso.

Y después de pasar un rato en otro país, que se dice pronto, ya estamos de vuelta a la vida cotidiana, al trabajo, a las prisas, el teléfono, las facturas… Menos mal que mañana libro, y esta vez son tres días enteritos.

No hay comentarios: